La crisis de este sistema comenzó en la segunda mitad del siglo XVIII y fue el resultado de una serie de revoluciones políticas que acabaron con el absolutismo y la sociedad estamental y de un conjunto de transformaciones económicas y sociales que recibieron el nombre de revolución industrial.
Como consecuencia de esas revoluciones, en el tránsito de los siglos XVIII al XIX se modificó la estructura política, económica y social. Se implantaron regímenes constitucionales, se abolieron la propiedad feudal y los privilegios, surgió una sociedad de clases y la burguesía industrial, financiera, agraria y comercial se copnvirtió en el grupo social más poderoso.
Al mismo tiempo, el nacionalismo dio lugar a nuevos Estados y el capitalismo industrial favoreció la expansión imperialista de las potencias europeas.
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